'Esperar el colapso o trabajar en conjunto para equilibrar al Coca'
La erosión mantiene al transporte de petróleo en riesgo. El experto Jaime González hace un diagnóstico y propone devolver los sedimentos al río.

Por Álvaro Samaniego
El pasado julio de 2025, la industria petrolera tuvo una para de 23 días, debido a un deslizamiento de tierras que rompió los dos principales medios de transporte de crudo.
Tanto el Sistema del Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) como el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) pararon la producción y el transporte, con pérdidas estimadas entre USD 400 y USD 500 millones.
El movimiento de tierras en masa sucedió en una zona que tiene alertas geológicas desde hace cinco años, sustentada en dos factores: la erosión regresiva de los ríos Coca y sus afluentes, y los cambios debidos al calentamiento global.
“En abril de 2020, cuando colapsa la cascada de San Rafael, se informó que la infraestructura, tanto carreteras como oleoductos, estaban comprometidos”, declaró Jaime González.
Este doctor en Mecánica Térmica y Fluidos ha estado vinculado a la industria petrolera por años. Actualmente, es docente de la Escuela Politécnica Nacional.
El experto afirmó que la erosión regresiva se produce por desequilibrios provocados por el proyecto hidroeléctrico Coca Codo Sinclair.
Las piedras más grandes, explica, forman una coraza para que la arena fina se mantenga en el fondo. Un ejemplo visible y hasta didáctico es el que se puede observar desde el puente del Río Salado, 28 kilómetros río arriba de la zona de los daños.

Pero, el cambio de la dinámica provoca que las piedras más grandes vayan al fondo y la arena fina se vaya con la corriente. Entonces, baja el nivel del lecho del río.
“Usted tiene el río Malo, el río Loco, el río Piedra Fina y el río Marker, afluentes que conectan con el Coca”, y hay un equilibrio, afirma González. Pero cuando la erosión provoca que baje el nivel del lecho del río Coca los otros "también necesitan entrar en equilibrio”.
De esta manera demuestra que el suelo es una masa dinámica que está todo el tiempo en movimiento y que puede comportarse de manera diferente por circunstancias externas.
Zona inestable, pero predecible
El SOTE, inaugurado en 1972, siguió el trazado de la carretera construida para el desarrollo de la industria petrolera en la Amazonía ecuatoriana.
González informó que se utilizó una tubería de acero al carbono, con todas las especificaciones técnicas para transportar 360.000 barriles de petróleo al día, a través de un ducto con un diámetro que va de 28 a 32 pulgadas.
Estos equipos son fabricados para ser usados durante 20 años. Sin embargo, se estima que pueden durar más con un monitoreo detallado y una corrección eficiente de problemas estructurales.
En sus 52 años de vida, el SOTE ha tenido 77 roturas (se derramaron alrededor de 767.000 barriles de petróleo).
La Contraloría General del Estado, en una auditoría al SOTE, presentada en 2023, estableció que la corrosión fue la causa del 60% de fallas.
Aparte de estos “grandes accidentes”, el informe de gestión de Petroecuador reveló que en 2024 se produjeron 995 perforaciones (978.151 barriles sustraídos, USD 69 millones al precio del 5 de agosto de 2025).

El OCP: "mal, pero no tanto”
El OCP comenzó la operación en 2003 y ha registrado, hasta 2023, 12 roturas significativas. Se estima un volumen de pérdida de 28.000 barriles.
Su capacidad es de 450.000 barriles de petróleo por día, pero en 2023 transportó un promedio de 162.220 barriles diarios.
Tras el OCP y el SOTE hay la misma dinámica informativa: con retraso y casi ningún acceso a entrevistas. El último boletín de prensa admite que se reabrieron operaciones después de habilitar dos variantes en la zona inestable de los ríos Malo, Loco, Piedra Fina y Marker.
“…OCP Ecuador mantiene un monitoreo permanente en la zona, con personal preparado para actuar de inmediato ante cualquier eventualidad”.
“La Celec, encargada de la represa (de Coca Codo Sinclair); el MOP, encargado de las vías; el SOTE, encargado del oleoducto, y el OCP, también encargado de su ducto, no trabajan en conjunto, no hay un jefe de orquesta que pueda visualizar un todo”, diagnostica González.
Como está claro que siempre va a haber movimientos de tierra, “debe haber sistemas de monitoreo en puntos críticos de deslizamientos para poder cuantificar la tasa de deslizamiento por año en zonas críticas y tomar medidas preventivas”.
La clave no está en reaccionar sino en prevenir, y eso se pudo haber hecho a partir del colapso de la cascada de San Rafael.
Porque, además, se debe tomar en cuenta que los desequilibrios se potencian con el calentamiento global. Las lluvias fuera de los rangos tradicionales causan deslizamientos aguas arriba de la represa y provocan la paralización de la central.

La erosión llegará a Coca Codo
“No hay una responsabilidad política, hay una responsabilidad técnica en el proceso de la conceptualización del proyecto, ingeniería de detalle, ingeniería básica y la construcción”, señala el experto, al referirse a Coca Codo Sinclair.
Esto da paso a un temor mayor: la erosión regresiva llegará al mayor sistema de generación hidroeléctrica del Ecuador.
Si en 5 años la erosión ha recorrido 14,5 kilómetros, con una matemática básica se puede determinar que los 4,5 kilómetros restantes para llegar a las obras de captación tomará un año y medio.
“Yo pensaría que el Coca Codo solito se va tumbar, porque se va a quedar sin piso, sin base, porque el equilibrio de estos sedimentos, el equilibrio de la erosión está más atrás de la represa”: Jaime González.
Esto, sobre todo porque el proceso natural para que esta zona recupere el equilibrio tomará entre 50 y 70 años.
Mayor atención merece el sistema de drenaje de los sedimentos en la represa de captación, en el que están involucradas las compuertas. Lo óptimo habría sido que se active para drenar los sedimentos gruesos. “Son compuertas especiales y no las que están actualmente instaladas", explica.
Luego, a su juicio, se debe buscar una manera de “devolverle al río lo que se le está quitando”: los sedimentos gruesos, los ripios. Se están quedando atrás de la represa y hay que ponerlos delante de las compuertas para que el río distribuya los sedimentos y encuentre el equilibrio.
“Parece medio loco -aventura González- pero se podría transportar, con sistemas más típicos de la minería, sedimentos gruesos desde el cercano río Salado".
